martes, noviembre 27, 2007

¡Inscripciones abiertas para el período 2008!

En marzo de 2008 empezará una nueva tanda de los talleres de El Puente, que es una manera de decir los talleres que coordina Gonzalo Paredes o sea yo.
Por consultas e inscripciones, envíen un correo a pargonzalo@gmail.com

Nos vemos.

PD: Los talleres acontecen en el Uruguay, por lo que se les hace un poco difícil llegar a quienes residen en otros países. Hay una alternativa. Cursos virtuales, vía correo electrónico y chat. Si les atrajera, también consulten por esa posibilidad.

Nos escribimos.

domingo, noviembre 04, 2007

Del taller/6: Carlitos - Yael Szajnholc

El ómnibus dobló hacia la rambla; el olor salado del mar me invadió; estaban ocupados todos los asientos. Yo me había sentado al lado de la ventana. Me gusta sentarme allí; en realidad creo que a todo el mundo le gusta sentarse cerca de una ventana.
Al lado mío estaba Carlitos, mi compañero de estudios, mi amigo, un tomador de cerveza compulsivo. Decía que sentir al líquido frío y espumoso pasando el paladar y luego la garganta le proporcionaba un placer único.
Veníamos de la casa de Alonso; habíamos ido para estudiar Neuropsicología; a Carlitos le fascinaba la materia; quería especializarse en esa disciplina.
El silencio entre nosotros parecía reparador. De pronto Carlitos me dice:
–¿Por qué a la gente le gusta sentarse al lado de la ventana?; seguro es para no tener que interactuar con nadie; esto no me gusta; no me gusta nada.
Lo miré intrigada y asentí, siguiéndole la corriente.
La noche envolvió al ómnibus en marcha; pasaba por calles tan oscuras como el petróleo y por otras con tanta luz que te enceguecía.
–La gente no quiere ser molestada, no le importa nada de nada –dijo Carlitos.
Sentí que el ambiente se tornaba un poco pesado. Miré para abajo; comencé a jugar con el boleto; son tan finitos que a veces se te olvida que lo tenés en la mano. –Ya casi llegamos al centro –le dije.
Luego de tres paradas, me dio un beso y se bajo.
Yo tenía como veinte minutos más de viaje, me acomodé para ver las luces y sombras de la ciudad. El olor a azufre envolvió el aire enrarecido del ómnibus. Esa fue la última vez que lo vi.

©Yael Szajnholc