martes, mayo 03, 2005

Nunca hay que pensar en un tema...

... para empezar a escribir. Una sensación, un atisbo de inquietud, una imagen, un sabor, alcanzan. Hablar de "temas" es demasiado. Demasiado racionalista, demasiado intelectualizado, demasiado "importante". La literatura es importante, no "importante". El autor no sabe cuál es su tema. Sabe, sí -al menos al principio-, qué sensaciones le vienen al pecho y lo motivan a escribir. O no lo sabe sino que apenas lo intuye y el texto será el buceo en aquella intuición.
Nunca "temas". Éstos son posteriores a la escritura; son lo que se descubre como resultado de la escritura.
Ampliaremos.

lunes, mayo 02, 2005

El maestro Mario Levrero (detesto llamarle "maestro"...

...; él era mucho más y mucho menos que eso) solía decir, con insólita razón, que para corregir siempre había tiempo. Que primero uno debía crear y luego -quizás bastante luego- dedicarse a corregir. Afirmaba que eran dos procesos muy diferentes, que requerían de una nítida separación en etapas. Digo que la razón que tenía era insólita, porque parece tan simple y obvia que uno se sorprende por no haber oído esa afirmación mucho antes, en labios de mucha gente. Y sin embargo, una y otra vez, compruebo que más bien se oye todo lo contrario, de muchos, de demasiados labios.