IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.
Sí, es lo mejor que puede uno hacer. Y es el mejor punto del decálogo, en mi opinión.
Reléanlo varias veces, todas las que sean necesarias.