jueves, octubre 25, 2007

Del taller/5: Natura - Sara G.

El hombre estaba sentado, inmóvil, con la cara hacia el jardín de la casa, situada a sus espaldas.
El suave viento del atardecer hamacaba las ropas tendidas, extendiendo las mangas de las camisas como hacia un abrazo.
El colibrí, colgado en el aire, daba sus últimas vueltas en el malvavisco en flor. Las golondrinas que habían anidado en el punto más alto del interior del quincho, salían con agresividad, dando vueltas en picada alrededor de la cabeza del hombre, molestas por esa presencia inoportuna, inmóvil.
Los sapos ya comenzaban a salir de sus pozos, acercándose al camino de las hormigas. Sentados al costado, con sus ojos abultados, en un instante extendían sus lenguas e introducían pegadas a ella, a las perseverantes hormigas.
La luna se dibujaba en el atardecer, presidiendo lo que parecía un escenario fantástico de pinos enhiestos y rayos de difusos colores rosas y verdes embadurnando el cielo.
Al costado de la casa dobló la cabeza puntiaguda de un perro. Al ver al hombre se detuvo en seco, sin doblar del todo,lanzó un aullido prolongado, quebrado, y salió corriendo velozmente.
El hombre se levantó, dio vuelta la silla hacia el oscuro interior de la casa que la puerta dejaba ver, y se sentó otra vez,inmóvil, agobiado por el instinto automático de vivir que lo rodeaba.

©Sara G.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es realmente exelente.

Anónimo dijo...

Ls naturaleza...

Anónimo dijo...

Un cuento realmente sensacional, pura inspiracion, creo que nunca he leido algo de tal magnitud expresiva