domingo, noviembre 04, 2007

Del taller/6: Carlitos - Yael Szajnholc

El ómnibus dobló hacia la rambla; el olor salado del mar me invadió; estaban ocupados todos los asientos. Yo me había sentado al lado de la ventana. Me gusta sentarme allí; en realidad creo que a todo el mundo le gusta sentarse cerca de una ventana.
Al lado mío estaba Carlitos, mi compañero de estudios, mi amigo, un tomador de cerveza compulsivo. Decía que sentir al líquido frío y espumoso pasando el paladar y luego la garganta le proporcionaba un placer único.
Veníamos de la casa de Alonso; habíamos ido para estudiar Neuropsicología; a Carlitos le fascinaba la materia; quería especializarse en esa disciplina.
El silencio entre nosotros parecía reparador. De pronto Carlitos me dice:
–¿Por qué a la gente le gusta sentarse al lado de la ventana?; seguro es para no tener que interactuar con nadie; esto no me gusta; no me gusta nada.
Lo miré intrigada y asentí, siguiéndole la corriente.
La noche envolvió al ómnibus en marcha; pasaba por calles tan oscuras como el petróleo y por otras con tanta luz que te enceguecía.
–La gente no quiere ser molestada, no le importa nada de nada –dijo Carlitos.
Sentí que el ambiente se tornaba un poco pesado. Miré para abajo; comencé a jugar con el boleto; son tan finitos que a veces se te olvida que lo tenés en la mano. –Ya casi llegamos al centro –le dije.
Luego de tres paradas, me dio un beso y se bajo.
Yo tenía como veinte minutos más de viaje, me acomodé para ver las luces y sombras de la ciudad. El olor a azufre envolvió el aire enrarecido del ómnibus. Esa fue la última vez que lo vi.

©Yael Szajnholc

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene un cierto algo siniestro, pero a la vez muy cotidiano. No se entiende qué le pasa a Carlitos. Uno intuye un final trágico.

Unknown dijo...

Me ha encantado ese estilo sórdido, ese final abierto y sin masticar que tanto odian los malos lectores. Tal vez te agrade mirar un ratico mi blog
http://esteroscopia.blogspot.com/

Sigue con la buena literatura!